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Desde 2021, la Finca Amapola está dirigida por su nueva propietaria, Angelika Gutbrod. Tras extensas obras de renovación y reconversión, la casa familiar brilla ahora con un moderno atuendo. El concepto de colores veraniegos que recorre todo el Agroturismo combina la alegría de vivir mediterránea con una mentalidad de anfitrión cálida y familiar.
Con la adquisición de Finca AMAPOLA, se ha hecho realidad para mí un sueño largamente acariciado. Como madre de cuatro hijos, Alexa, Xenia, Niko y Jara, y como abuela de mi pequeña nieta Mila, la frase
nieta Mila, la frase «casa familiar» tiene un doble significado para mí.
Originalmente, procedo del sector de la restauración y el turismo y comparto la pasión por impulsar las cosas y echar una mano allí donde se necesite ayuda. Como practicante alternativa formada en psicoterapia y naturopatía, puedo combinar mis dos áreas de corazón, la salud y el turismo, en AMAPOLA.
Aunque venimos de diferentes países, estamos profundamente arraigados a Mallorca. Nos sentimos AGRADECIDOS a la isla, a Finca AMAPOLA y entre nosotros. El bello paisaje y la gran naturaleza de Mallorca son la guía de nuestras acciones sostenibles y respetuosas.
JUNTOS
Sabemos que la diversidad y la variedad enriquecen nuestras vidas y no nos distancian los unos de los otros. La alegría de nuestro trabajo en Finca AMAPOLA nos hace crecer juntos y crear y compartir experiencias inolvidables.
Nuestra interacción diaria se caracteriza por el respeto mutuo. Se basa en la confianza, el aprecio y la gratitud. Sabemos que podemos confiar los unos en los otros, incluso cuando las cosas se ponen controvertidas. Esto nos permite superar situaciones difíciles y mirar al futuro con optimismo.
VIDA FELIZ
Nos encanta la libertad y nos gusta probar cosas nuevas. Esto a veces nos lleva por caminos completamente nuevos. Son la curiosidad y el entusiasmo los que nos hacen avanzar. Nuestro rico tesoro de experiencia, así como una porción de serenidad, nos dan la fuerza necesaria para dominar los altibajos, crecer a partir de ellos y seguir desarrollándonos.
Desde mi infancia me ha acompañado cierta imagen: una casa en la naturaleza donde se reúnen muchas personas para pasar un buen rato juntas, separarse y volver a reunirse. Este momento de «volver a casa» es muy especial.
Es como cuando eras niño:
De niño estás fuera, jugando en el barro, vuelves a casa completamente empapado y feliz. Tu madre te mete en la bañera caliente con mucha espuma. Luego te envuelve en una toalla grande, calentita y mullida.
Aquí la gente se conoce y se toca. Llegan empleados de distintos países con diferentes orígenes y experiencias y crecen juntos formando un equipo.
Todos tienen la oportunidad de desarrollar y vivir su entusiasmo y sus puntos fuertes.
Muchos de nuestros huéspedes también reflejan este sentimiento de volver a casa. Aquí pueden llegar y simplemente «bajar». Dejar a un lado el ritmo frenético de la vida cotidiana. Disfrutar del momento
Disfrutar del momento y tener tiempo.
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